"Tengo un bar chiquito de 15 mesas. Estamos desde las 5 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Cuando cerraba, sacaba las bolsas de la basura y, últimamente, aparecían las bolsas rotas, con toda la basura desparramada en el piso y no entendía el por qué. Sabía quien era. Me enojé mucho, hasta invité a pelear a una persona que estaba revolviendo la bolsa", contó.

Javier dijo que, viendo un programa de televisión en el que se contaba la problemática de las personas en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires, se dio cuenta que la gente revuelve las bolsas de basura "para comer".

"Eso me abrió la cabeza, empecé a ver a los costados, que creo que es lo que tiene que hacer la totalidad de la gente. Ver un poco a los costados para saber qué pasa fuera de uno", reflexionó.

Teniendo en cuenta que la mayoría de cosas que tira son "deshechos" y que las personas comen eso, tanto él como su esposa deicidieron brindar unos desayunos, "sobre todo por el frío que hacía". "Al segundo día no venía mucha gente, entonces decidimos dar almuerzo también", afirmó.

"Damos alrededor de 30, 35 comidas al día y damos 10 o 12 desayunos. Damos menos desayunos porque la gente prefiere quedarse durmiendo a la mañana para que se le acorte el día. Prefieren despertarse 11 de la mañana, dar con el almuerzo y obviar el desayuno", cerró.